martes, 20 de marzo de 2012

" Juguemos " Elvira Lindo

Jugar en la calle. Jugar en grupo. Esa es la actividad extraescolar que un grupo de educadores y psicólogos americanos han señalado como la asignatura pendiente en la educación actual de un niño. Parecería simple remediarlo. No lo es. La calle ya no es un sitio seguro en casi ninguna gran ciudad. La media que un niño americano pasa ante las numerosas pantallas que la vida le ofrece es hoy de siete horas y media. La de los niños españoles estaba en tres. Cualquiera de las dos cifras es una barbaridad. Cuando los expertos hablan de juego no se refieren a un juego de ordenador o una play station ni tampoco al juego organizado por los padres, que en ocasiones se ven forzados a remediar la ausencia de otros niños. El juego más educativo sigue siendo aquel en que los niños han de luchar por el liderazgo o la colaboración, rivalizar o apoyarse, pelearse y hacer las paces para sobrevivir. Esto no significa que el ordenador sea una presencia nociva en sus vidas. Al contrario, es una insustituible herramienta de trabajo, pero en cuanto a ocio se refiere, el juego a la antigua sigue siendo el gran educador social.
Leía ayer a Rodríguez Ibara hablar de esa gente que teme a los ordenadores y relacionaba ese miedo con los derechos de propiedad intelectual. No comprendí muy bien la relación, porque es precisamente entre los trabajadores de la cultura (el técnico de sonido, el músico, el montador, el diseñador o el escritor) donde el ordenador se ha convertido en un instrumento fundamental. Pero conviene no convertir a las máquinas en objetos sagrados y, de momento, no hay nada comparable en la vida de un niño a un partidillo de fútbol en la calle, a las casitas o al churro-media-manga. Y esto nada tiene que ver con un terror a las pantallas sino con la defensa de un tipo de juego necesario para hacer de los niños seres sociales.


Resumen

Actualmente se han ido perdiendo las formas de juego y diversión que tenían hace años los niños. Ya no salen a la calle para jugar y relacionarse con otros, sino que prefieren quedarse en casa jugando horas y horas a las máquinas de juego como son los ordenadores y las play Stations. Pero según varios educadores esto se debe cambiar porque todos los niños necesitan salir a la calle para jugar y divertirse como verdaderos niños.

Tema

El tema principal de este texto es la pérdida de las costumbres.

Estructura

Este texto tiene una estructura encuadrada ya que el tema principal aparece tanto al principio como al final.
Podemos dividir este texto en:
- Introducción va de la línea 1 a la 3 y explica a la conclusión que han llegado varios educadores de que los niños deben seguir jugando en la calle.
- Desarrollo va de la línea 4 a la 11 y nos cuenta como ha ido cambiando las costumbres y como ya no se suele jugar en la calle sino en casa con las máquinas de juegos.
- Conclusión va de la línea 12 a la 18 y nos comenta de que los ordenadores sí que nos son útiles en nuestras vidas diarias pero no deben sustituir a los juegos habituales de los niños.

Comentario crítico

El texto plantea uno de los problemas más comunes en todas las sociedades. Los niños de hoy en día ya no juegan en las calles, ni se relacionan unos con otros para pasar el rato y divertirse, sino que prefieren estar en casa jugando horas y horas a las máquinas de juegos, como son los ordenadores, las nintendo ds, las play stations, etc... Esto está haciendo que disminuya la sociabilidad entre los más jóvenes e incluso entre los adultos en algunos casos. Pero todo esto no se debe solo a la interactividad de los aparatos electrónicos porque los padres también tienen mucho que ver. Dichos padres deben reducir las horas de juego de sus hijos, ya que tampoco es bueno que los niños estén tanto tiempo delante de una pantalla de ordenador, entre otros. Aunque quizás se lo permitan por el miedo a la calle, ya que es cierto que se han vuelto más peligrosas por el vandalismo.
Pero en mi opinión no se debe abusar tanto de las nuevas tecnologías y volver a las costumbres antiguas, gracias a las cuales todo el mundo se conocían y estaban en continuo contacto, porque el único medio de juego se encontraba en las calles. Ya que jugar en las calles de las ciudades o pueblos con otros niños abre la socialización entre todas las personas y no siempre suele ser tan peligroso.

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